Munch, el Sol y la Luna
Munch, el sol y la luna
Nací en 1912 en Christiania. Mi padre era de Hamburgo, Alemania, y mi madre de Noruega. Estuvieron en Christiania ocho años. Yo nací aquí, pero después regresaron a Hamburgo. Creo que mis padres se conocieron en un baile. Mi madre fue a Hamburgo con una tía para que la presentaran o algo así. Mi padre era comerciante de aceite de pescado, como su padre y el padre de su padre y… Se conocieron en Hamburgo y se comprometieron como se hacía en aquella época y luego, mi padre se fue de viaje alrededor del mundo y, cuando regresó y se estableció, se casaron y se establecieron aquí, en Oslo (en aquella época llamada Christiania por el Rey danés Christian).
Creo que se establecieron aquí porque ella era noruega y él quería dejar Hamburgo por un tiempo. Además, él pensaba que había mejores oportunidades de negocios (para el aceite de pescado) aquí que en Hamburgo. Cuando estuvo viviendo en Oslo, conoció a Edvard Munch. Diría que vio esta exposición de dioramas, creo, la primera, y enseguida se interesó mucho en él. Podría ser que a través de Pola Gauguin entró en contacto inicial con Munch. No sé, pero, en todo caso, fue muy amigo de Pola Gauguin.
¿Su reacción al espectáculo de dioramas? Bueno, dijo que fue algo realmente nuevo. Era del Hamburgo de atmósfera victoriana – ¿qué puedo decir? – ¿muy de principios, muy petite burgeois? Y los principios eran muy estrictos en Hamburgo. De manera que fue algo nuevo.
¿Qué pensaban otras personas sobre el espectáculo? Sé que el periódico Aftenposten escribió cosas horribles al respecto. Pero, desde Hamburgo, sé que mi familia, cuando fue invitada al té de la tarde o algo parecido, dijo: “Oh, ¿Qué es eso? ¡Debe estar un poco loco!”
Creo que el espectáculo de dioramas fue en 1906 o 1908 o por allí. No puedo decir exactamente en qué año conoció a Munch, pero, en todo caso, debe haber sido antes de la Primera Guerra Mundial. Y probablemente fueron presentados por Pola Gauguin. Munch y mi padre estaban juntos a menudo. Luego, mi padre hizo amistad con Ludvig Ravensberg, un primo de Munch y también pintor. Ravensberg era un hombre muy educado y culto. Vivía casi solo, al principio con sus ancianos padres, y era tan tímido que nunca se atrevió a mostrar sus pinturas a nadie. Mi padre decía que Munch se reía de eso e incluso alegaba que la madre de Ravensberg había tejido su nombre y las palabras “izquierda” y “derecha” en sus medias para que el pudiese saber cuál iba en qué pie.
En cierta forma, creo que fue el primer comerciante de arte de Munch. Fue quien escogió Skrubben en Kragerø, la casa donde Munch vivió después de que regresase a Noruega tras su enfermedad en Copenhague. Ravensberg solo era tímido respecto a sus cosas, pero no era nada tímido cuando se trataba de las obras de los demás, por ejemplo, Munch. Pienso que hizo muchas cosas buenas por Munch. Le presentó a Stang y a otras personas importantes como Jens Thiis, quienes fueron los primeros coleccionistas de las pinturas de Munch. No fue hasta que se casó, cuando tenía 80 años de edad, que Ravensberg finalmente tuvo el valor de mostrar sus pinturas a otros. Para Munch, él era de su familia. Lo conocía y sabía que era un hombre muy, muy importante que conocía mucho sobre arte.
Yo no estaba aquí en Oslo, viví en Hamburgo muchos años. Mi padre estaba aquí tres veces al año durante uno o dos meses aproximadamente, para supervisar su negocio en Noruega y luego llamaba por teléfono a Munch o Munch lo llamaba a él. Sé que la señora que estaba en la oficina en aquella época tenía que decir que Munch estaba aquí y, cuando Munch llamaba, mi padre tenía que ir (¡zas!) inmediatamente. Munch no podía esperar entonces.
Cuando conocí a Munch, nunca hablaba sobre su arte, sino que conversaba sobre otros asuntos, como impuestos. Estaba muy ocupado con los impuestos. Y solo iba a algunos lugares, algunos restaurantes en Oslo. Entre ellos estaba un pub llamado Original Pilsen en Tollbugaten, cerca de la oficina postal principal y del área portuaria. El pub se llamaba así porque, en algún momento, vendían la cerveza Pilsen original de Checoslovaquia. El aspecto principal para Munch, sin embargo, era que nadie allí lo conocía. También iba a Engebret, cerca del Banco Central. Incluso tenía sus propias calles donde sabía que no podía encontrar a nadie. Era demasiado cauteloso respecto a dichos encuentros. Mi padre solía ir a restaurantes con él. No sé de qué hablaban. Los padres no les dicen todo a sus hijos, ¿o sí?
Conocí a Munch en Ekely, donde vivía y tenía su estudio. Mi papá me llevó con él. En aquel momento, tenía conjuntivitis y tenía un parche de pirata sobre su ojo. Yo era un joven de unos 20 años y recuerdo que Munch tenía una botella de vino blanco del Rin en su bañera para enfriarla. Luego, los tres tomamos un trago. No sabía mucho sobre Munch antes de conocerlo. En aquel entonces, yo vivía en Alemania y nadie hablaba de Munch allí. Sin embargo, me sorprendió lo bello y buenmozo que era. No tenía las posibilidades económicas para comprar ninguna de sus obras. Luego, llegó Hitler y mi padre tuvo que poner sus pinturas en una bóveda del banco que no les hizo ningún bien a las pinturas porque la bóveda era húmeda. Después de la guerra, las fuerzas inglesas se trasladaron a su casa y no pudo soportar eso y las vendió. Mi madre falleció prematuramente y mi padre volvió a casarse y su esposa heredó todo.
¿Mis pensamientos sobre Munch? Bueno, cuando envejeces, tus opiniones sobre muchas cosas cambian. Al principio, pensé que era un hombre raro, por supuesto. Pero me gustó mucho, lo veía de vez en cuando en las calles aquí y era muy agradable, siempre muy gentil.
, el artista nacido en Alemania, Rolf Nesch, estuvo viviendo en Hamburgo y tuvo que huir, o pensó que tenía que hacerlo, y puesto que mi padre le había hablado de Munch y Noruega, él fue hacia allá. Quería vivir en Husbergøya, una isla justo afuera de Oslo donde teníamos nuestra planta, pero eso es imposible en invierno, entonces tuvo una casa en Nesøya, que está cerca de Sandvika. Y cuando vine a Noruega en 1934, viví en su casa. Alquilé un cuarto en la casa de Nesch y Nesch y yo éramos bastante unidos en aquella época. ¿Munch conoció a Nesch? Sí. Nesch lo visitó pero nada resultó de ello. Era imposible, pero todos los pintores que visitaban a Munch, decían: “¡Oh!”, y luego decían que Munch los había alentado mucho.
Munch dijo una cosa que recuerdo muy bien: “todas estas reproducciones no le han hecho ningún bien a Rafael”. A menudo me pregunto sobre lo que pensaría ahora si viera todas las reproducciones de sus propias obras. Sin embargo, no puedes recuperar las cosas vieja otra vez. Estaba muy interesado en Rafael y Miguel Ángel, así como en todos los grandes artistas italianos. Y, por supuesto, Toulouse-Lautrec con sus líneas. Había sido influenciado por todo eso. Vio a Gauguin y Manet cuando vivía en Paris. Alguien dijo –creo que fue el propietario alemán de una galería- que Munch fue un hombre que siempre vivió en los lugares correctos en el momento justo. Y debió haber algo en eso. Berlín, cuando Strindberg y Przybyszewski vivían allí, y luego París.
Participó en esta competencia de pinturas para Aula, pero no fue escogido. Creo que había muchas disputas. Era, y todavía es, un país pequeño y un poco pequeño aquí y allá –no era solo una competencia-, en el que uno envidia al otro y Munch estaba solo. Hasta donde sé, no participó en la vida artística del pueblo ni en nada similar. No perteneció a ningún grupo. A corto plazo, era quizás una desventaja para él, en cierta forma. Él era mucho más; estaba en otro nivel a diferencia de los demás. No podían comunicar, me parece. Pero él estaba muy interesado en Hans Jaeger quien también era un hombre solitario.
¿Si las personas tenían un sentido de reverencia por Munch? O ¿Si pensaban que era un maestro? Bueno, probablemente para los otros artistas. Los demás ciudadanos habían escuchado que tenía un lugar en otros países y que era reconocido, entonces lo veían con otros ojos.
¿Impresionados? Tal vez. Debe haber sido muy difícil para Munch escribir su testamento y pensar qué tenía que hacer con sus cosas. Pola Gauguin fue uno de sus amigos más cercanos y fue un horrible caos, todo. Todos sus bellos estampados colocados así, en una casa abierta, sin policías, sin nada.
No creo que tuviese sus estampados por todos lados así, a propósito. No tenía la fuerza para hacerlo. Tampoco era curador. No era el director de un museo. Era un hombre que producía.
Antes, había dicho que tienes que mirar todo en su conjunto, como si quisiera hacer una gran exposición de sus cosas, o algo. Era como Picasso; trabajaba todos los días. Nada más. Por eso, no tenía tiempo para organizar las cosas. Pero conservaba viejas cartas, todo, creo que no tiró nada.
Además, en lo concerniente a tener sus pinturas afuera, no tenía los recursos para crear un mejor estudio que el que tuvo. Las obras para la colección Aula fueron tan grandes que fue imposible tenerlas en la casa. Sin embargo, posteriormente mandó a construir su estudio, el que todavía está en pie en Ekely y había mejores condiciones.
¿De dónde proviene el interés de uno? Tú eres el producto de tus padres. Tú eres producto de tus circunstancias. Eres producto del sol y de la luna y de las estrellas en el momento en que naces. Existen muchas explicaciones. Nunca sabes.
Basado en una entrevista con Carl. H. Hudtwalcker realizada por Sarah G. Epstein y Leslie Prosterman en Oslo, el 20 de junio de 1984.
Carl H. Hudtwalcker, 1989
www.hudtwalcker.com 2019